Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1887 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 4 de febrero de 1887
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Cuartero
Número y páginas del Diario de Sesiones: 16, 379
Tema: Arriendo del monopolio de la fabricación y venta de tabaco

Resulta, Sres. Diputados, que o el Sr. Cuartero, al expresarse como lo hizo, no correspondió a su deseo, o que su palabra no fue reflejo fiel de su pensamiento, puesto que todos los Sres. Diputados entendieron mal a S.S.; porque es la verdad que todos han oído que el discurso del Sr. Cuartero ha venido a ser una triste excepción, permítame S.S. que se lo diga, de los discursos pronunciados, no ya por los amigos del Gobierno, sino por los adversarios más radicales que tenga en esta Cámara.

Todos han creído oír en el discurso del Sr. Cuartero, más que lo que es propio en el debate de un proyecto de ley como el que se discute, más que eso, un ataque pertinaz, fuerte, insólito, al Sr. Ministro de Hacienda (El Sr. Cuartero pide la palabra), y en parte también al Gobierno de que forma aquél dignísima parte; y aunque S.S. afirme que no, me ha de permitir que a mi vez le diga que entre la opinión de su señoría, que será y es para mí muy respetable, y la opinión de los demás Sres. Diputados, tanto amigos como adversarios del Gobierno, naturalmente ha de tener ésta más fuerza que la de S.S.

Yo creo, en efecto, que el Sr. Cuartero, queriéndolo o no, ha hecho un discurso de oposición violenta al Ministerio, y muy particularmente al Sr. Ministro de Hacienda; y si es así, comprenda el Sr. Cuartero que esas pruebas de adhesión al Gobierno por parte de individuos de la mayoría, el Gobierno ni las puede agradecer, ni las debe aceptar. Porque es necesario plantear y entender las cuestiones de una manera clara; los amigos del Gobierno pueden hacer indicaciones, pueden discutir los proyectos de ley, ¡no faltaba más sino que no pudieran hacerlo! Pero lo que no deben hacer los amigos del Gobierno es lo que, en opinión de todos los que le han oído, ha hecho el señor Cuartero esta tarde; eso no lo pueden hacer sin dejar de ser amigos del Gobierno, y sin que el Gobierno los considere como radicales adversarios. (Aprobación).

Yo no quiero repetir nada de aquello a que se ha referido el Sr. Ministro de Hacienda, relativamente a ciertas palabras pronunciadas por el Sr. Cuartero; pero decirle a S.S. que si entiende así ser amigo del Gobierno, yo me alegraré mucho de que desde este momento deje de serlo; porque de seguir por ese camino, S.S. conservará su derecho expedito para proclamar que está donde crea S.S. que se halle; pero el Gobierno tiene el derecho también de considerar a S.S. como adversario y como adversario de mala especie, porque los adversarios deben ser ante todo francos y de frente; no se puede hacer eso que S.S. ha hecho, no es posible que se haga, ni hay partido posible haciéndolo y consintiéndolo, y yo estoy dispuesto a no consentirlo. (Muy bien).

Por lo demás, el Sr. Ministro de Hacienda ha estado en su derecho diciendo lo que ha escuchado la Cámara acerca del proyecto de ley que se discute: es un proyecto de ley presentado por el Sr. Ministro de Hacienda; pero ha sido aceptado por el Gobierno, y, por consiguiente, es un proyecto de ley del Gobierno. Fue sometido al Consejo de Ministros; en Consejo de Ministros se discutió, y fue aprobado: el proyecto, pues, no es del Ministro de Hacienda, es del Gobierno de S. M., y esto hasta el punto de que el Sr. Ministro de Hacienda lo considera como una de sus bases para los presupuestos generales del Estado.

Y después de conseguida esta declaración, los señores Diputados harán lo que tengan por conveniente, pues siempre han de votar con arreglo a su conciencia, y por mi parte, concluyo manifestando al Sr. Cuatrero que siento lo que ha pasado; por amigo le tenía a S.S., pero si S.S. no quiere abandonar el camino que hoy ha emprendido, le tendré desde hoy por adversario. (Bien, bien, en los bancos de la mayoría). [397]



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